Maullidos Urbanos


Un año de guerra en Sinaloa
Este 9 de septiembre se cumplió un año del inicio de la guerra entre los sicarios de los hijos del “Chapo” Guzmán, conocidos como “la chapiza”, en contra de los seguidores de Ismael “El Mayo” Zambada, identificados como “la mayiza”, donde definitivamente los perdedores han sido los sinaloenses, en especial quienes radican en Culiacán, la capital estatal.
A pesar de los esfuerzos de las autoridades federales, quienes han apoyado a las estatales con más de once mil elementos policiacos y militares, y pese a la detención de mil 650 personas, entre ellas cerca de cuarenta mandos de ambos bandos –aunque más de “Los Chapitos”–, el saldo negativo es que en este último año se han registrado mil 830 homicidios, es decir un aumento del 300%, además del alza en los casos de secuestros y desapariciones,
En otras palabras, en Sinaloa se mantiene un promedio de 152 asesinatos por mes, es decir cinco diarios o uno cada cinco horas donde, además ese saldo incluye a 50 policías locales, 10 militares o guardias nacionales y un agente federal, ejecutado en un ataque directo.
Incluso, desde el 1 de octubre de 2024, se han incautado en Sinaloa tres mil armas, como rifles antiaéreos de alto calibre como el Barret .50 y decomisado 64 toneladas de droga, incluida una tonelada de fentanilo y 1.8 millones de pastillas de esa misma droga.
Como se recordará, esta guerra inició cuando Joaquín Guzmán López, hijo del “Chapo” engaño a “El Mayo” Zambada por una presunta reunión política, cuando el propósito era secuestrarlo para entregarlo a las autoridades de Estados Unidos, en un hecho reclamado constantemente por el gobierno federal mexicano, pero sin tener alguna positiva respuesta.
Quienes también han expresado su inconformidad han sido los sinaloenses, al grado de protestar públicamente, siendo la última manifestación el pasado domingo 7, cuando en Culiacán cientos de personas participaron en la “Gran Marcha Ciudadana por la Paz, la Justicia y la Esperanza”, para exigir el fin de la violencia y recordar a las víctimas de los últimos meses.
En respuesta, el gobernador, Rubén Rocha Moya admitió que la paz aún no llega, calificó de legítima la protesta y expresó su respaldo a la ciudadanía, mientras la presidenta Claudia Sheinbaum reconoció la existencia de focos de violencia, reveló que en agosto bajaron los índices delictivos tras varios meses de repunte y reiteró que no se abandonará a la entidad.
Más allá de palabras y promesas, es necesario que las autoridades tanto estatales como federales logren la pacificación de Sinaloa, para que sus habitantes recuperen la tranquilidad y retomar, además de sus actividades cotidianas, reactivar su decaída economía.