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Fernández Noroña, morenista incómodo

Si bien la figura de los políticos pocas veces ha sido de las mejor recibidas socialmente, quien ha logrado superar todo lo inimaginable, pero en sentido negativo, ha sido el actual senador Gerardo Fernández Noroña, quien en su desempeño como presidente de la mesa directiva de la Cámara Alta logró demostrar lo que le sucede a una persona cuando no está preparada para ejercer el poder y, al subirse a un ladrillo, se marea y pierde la noción de la realidad.

En todo el primer año de sesiones de la actual legislatura federal asumió esa responsabilidad no por su capacidad, por ser un político destacado, un legislador relevante o por tener una relevante trayectoria como representante popular, sino como premio de Andrés Manuel López Obrador por ser “corcholata”, es decir aspirante a la candidatura presidencial.

Como se recordará, el ahora expresidente dio a conocer a quienes calificó como sus “corcholatas”, es decir quienes consideró como posibles candidatos de Morena para ser su abanderado en las elecciones presidenciales de 2024, donde la finalmente elegida fue Claudia Sheinbaum. A los otros se les premió: a Marcelo Ebrard, se le nombró secretario de Economía; a Adán Augusto López, se le otorgó la coordinación de los senadores de Morena; a Ricardo Monreal, la coordinación de los diputados federales guindas, y a Fernández Noroña la mencionada presidencia en el Senado.

Si bien desde que incursionó en la política se destacó por sus presuntas acciones de rebeldía e inconformidad, fue hasta el asumir ese ese cargo donde se desató y reveló su verdadera forma de pensar y actuar: dejar atrás la austeridad y mostrarse como todo un virrey,

Revisemos su historia: Fernández Noroña nació el 19 de marzo de 1960 en la Ciudad de México; se tituló como sociólogo en la Universidad Autónoma Metropolitana; según sus dichos, antes de terminar sus estudios tuvo que trabajar “para aportar económicamente en casa”, por lo que laboró como taxista, profesor de preparatoria y librero. En 1988 se unió al Partido Mexicano Socialista (PMS) y al Frente Democrático Nacional (FDN). Un año después, formó parte de los fundadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD), donde permaneció hasta 2008.

En 2009 se afilió al Partido del Trabajo por el cual ha sido diputado federal en tres ocasiones: de 2009 al 2012, de 2018 al 2021 y de 2021 a 2023. El 1 de septiembre de 2024, la bancada de Morena lo nombró presidente del Senado y, posteriormente, se hizo morenista.

Aunque como presidente del Senado debería ser moderador entre los legisladores de todos los partidos, generalmente dio preferencia a sus correligionarios y desestimó las voces, opiniones y observaciones de la oposición, además debía de representar a todos los partidos en eventos y actividades públicos y oficiales, pero lo omitió deliberadamente.

En cambio, al presidir la presidencia del Senado uso el cargo para su beneficio personal: viajar en primera clase –en especial en viajes al extranjero–, contratar trabajadores para su uso personal con elementos fuera de la nómina oficial, hacer que una persona se “disculpara” en vivo a través del Canal de la Legislatura de una supuesta agresión, incluso que un agente del Ministerio Público acudiera a sus oficinas para denunciar a Alejandro Moreno, líder del PRI.

En resumen, desde su posición en repetidas ocasiones impidió el uso de la palabra a otros legisladores, incluso boicoteó discusiones sobre corrupción, crimen organizado y rendición de cuentas. También se confrontó con otras personas como la senadora Lily Téllez, con quien sostuvo enfrentamientos personales y, más recientemente, con la periodista Azucena Uresti a quien acusó de vivir en un departamento de 13 millones de pesos, incluso la comunicadora tras desmentir la versión y calificar a ese acto de cobarde, lo retó a ser “valiente cara a cara”.

La más reciente polémica fue al revelarse que había adquirido en Tepoztlán, Morelos, una casa de mil 200 metros cuadrados de terreno y 259 metros de construcción, valuada en doce millones de pesos, presuntamente adquirida en noviembre de 2024 con un crédito hipotecario. Pero además de ser criticado por esa adquisición, los comuneros de esa área lo acusaron de que esa compra-venta fue irregular, al no haber sido aprobada por ellos.

Sucede que en 2012 Fernández Noroña declaraba no tener ahorros, incluso reveló que para subsistir remató los libros de su biblioteca personal para sobrevivir, lo cual le generó una utilidad de aproximadamente veinte mil pesos, pero después de una década ya salió de esa pobreza al grado de adquirir, además de su residencia, dos camionetas Volvo de alto precio.

Incluso, ya renegó de la austeridad franciscana implantada por López Obrador al afirmar que de ninguna manera tiene la obligación personal de ser austero y sostuvo que si en el pasado lo fue es porque era pobre, “hijo del pueblo”, no por elección.

Tristemente la política desarrollada por diversos morenistas ha sido de baja calidad, no solo la del ahora expresidente del Senado, quien se distinguió más por la agresión que por el diálogo y el debate a pesar de lo dicho por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien sin mucha razón salió en su defensa y acusar que son los “prianistas” quienes recurren a la violencia.

Aunque aún buscaba mantenerse un año más en el cargo, se decidió que fuera relevado por Laura Itzel Castillo Juárez, hija del ingeniero Heberto Castillo, relevante político de la izquierda mexicana, de quien se espera realice un trabajo todo lo opuesto a Fernández Noroña y enaltezca lo logrado y reconocido a su progenitor.

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