Alebrijes en Cuadratines


Vestimenta que impone respeto y autoridad
Dice el dicho: “Como te ven te tratan”. Pero no es únicamente estar presentable con ropa limpia y. dentro de lo posible, en buen estado. Sucede que existen diversos tipos de vestuarios para cumplir desde responsabilidades personales, pasando por las laborales hasta llegar a las ceremoniales, aunque en ocasiones todas ellas se pueden conjugar en una sola.
¿Quién tomaría en serio a un sacerdote sin su sotana, a un militar o marino sin su uniforme, a un cantante de música ranchera sin su traje de charro, a un abogado sin traje y corbata, a un árbitro de futbol o un ampáyer de beisbol sin su uniforme negro? Creo que nadie.
Y es que todo ese tipo de ropa de ninguna forma es circunstancial, ya que al portarlas se cumple con una determinada función, pero sin mantener de ninguna forma un distanciamiento, sino que representan algún tipo de autoridad, es decir se ubican en otro tipo de nivel.
Por ese motivo resulta no solo cuestionable sino injustificable la idea de Hugo Aguilar Ortiz, ministro presidente electo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de que a partir del 1 de septiembre, cuando asuma formalmente el cargo, no vestirá la clásica toga magisterial durante las sesiones del máximo tribunal.
Pero esa no es una decisión personal, ya que su uso está estipulado por un decreto de 1941 emitido por el entonces presidente Manuel Ávila Camacho y para cancelar esa medida, sería necesaria otra similar ahora por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum. Por ello, de forma presurosa y para intentar quedar bien con el actual sistema político, un grupo de senadores del bloque oficialista anunciaron una iniciativa de ley al respecto.
Bajo el pretexto de “erradicar símbolos” que ellos consideran de lejanía y elitismo, Laura Estrada Mauro y Antonino Morales, senadores de Morena, y Luis Alfonso Silva Romo, del Partido, Verde, presentaron su propuesta ante la Comisión Permanente, para modificar el artículo 4º de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, donde se establece que los ministros deben portar togas de seda negra y puños blancos.
Por lo tanto, la pretensión es que ministras y ministros vistan de manera formal o tradicional, “acorde con sus orígenes, costumbres y preferencias”, resaltando que “la nueva época judicial debe reflejar cercanía con el pueblo y atender las injusticias históricas”. Pero hasta el momento no se ha informado del avance de esta iniciativa.
Los especialistas explican que el Estado de Derecho mexicano proviene del derecho romano, donde los senadores portaban una toga al momento de las sesiones, por lo cual esa costumbre se heredó para que un magistrado o ministro las use durante las sesiones. En nuestro país su uso se remonta a hace 200 años, tras ser promulgada la Constitución de 1824, donde Miguel Domínguez, el primer ministro presidente de la Corte, instauró su uso.
Ahora, el uso de vestimentas especiales resulta un hecho común, incluso entre quienes forman parte de alguna comunidad o sector y existen diversas formas de demostrar que representan a la autoridad, para también imponer mayor respeto. Así, por ejemplo, no es lo mismo ver a un sacerdote con una simple sotana que al papa con todos sus ornamentos religiosos o a un soldado raso que a un general con su traje de gala, con galones y medallas.
De nuevo en el caso las togas, estas ropas resultan comunes en el mundo. Incluso en cada jurisdicción o corte internacional existen sus propios códigos de vestimenta. Por ejemplo, los trajes usados por los jueces ingleses son de los vestuarios más distintivos, lo cual no es raro ya que la esencia de estos uniformes con todo y peluca blanca y rizada se remonta a, por lo menos, siete siglos de antigüedad.
De acuerdo a la historia, solo los jueces usaron pelucas de base completa hasta la década de 1780, cuando se adoptó para los juicios civiles una peluca menos formal y más pequeña y en lugar de rizos amplios, se restringieron a los lados con una cola corta en la parte posterior. La de fondo completa siguió utilizándose en juicios penales hasta la década de 1840. Hoy día se reservan para ceremonias especiales en tanto las pelucas más pequeñas se emplean a diario.
No puede omitirse la existencia de detractores, quienes afirman que su uso es obsoleto y, en rigor, consideran que no aportan elementos sustanciales en el desempeño de sus labores. En respuesta, otros aseveran que las pelucas son parte de la tradición inglesa y su simbolismo aún está vigente.
Para finalizar se debe puntualizar que la toga debe cumplir con varias condiciones a fin de representar una serie de valores: Mientras su manga derecha es muy amplia la izquierda es muy estrecha, incluso puede apretar a la altura del puño, para simbolizar que la ley debe ser estricta, pero también considerada. Además, deliberadamente es confeccionada con telas muy pesadas, que perciban lo que es el peso de la ley.
Aunque los nuevos ministros, magistrados y jueces provengan de la autollamada cuarta transformación, deberán cumplir con la costumbre de usar las togas, ya que como deberán representar a la ley, aunque esta no resulte ser la mejor ni la más imparcial.