“Coaticlue”, el costoso capricho de la 4T
Por: Natalia Mora
La supercomputadora mexicana “Coatlicue”, presentada esta mañana por el titular de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones del Gobierno de México José Antonio Peña Merino, que promete ser la más poderosa de América Latina, enfrenta serias desventajas como su alto costo, retos de mantenimiento, consumo energético y la necesidad de personal altamente especializado.
El proyecto que pretender estar listo en 24 meses con una inversión inicial de 6 mil millones de pesos, puede generar debate sobre si esos recursos pueden ser destinados a otras necesidades urgentes del país, al mismo tiempo que una supercomputadora de esta magnitud requiere enormes cantidades de electricidad y sistemas de enfriamiento avanzados, lo que puede impactar ambientalmente y en sus costos de operatividad.
Dado que “Coatlicue” tendrá 14,000 GPUs y más de 375,000 procesadores equivalentes, su escala es comparable a las grandes supercomputadoras de Estados Unidos, por lo que, en términos anuales, una supercomputadora de este nivel puede llegar a consumir millones de litros de agua, equivalente al abastecimiento de una comunidad pequeña de no aplicarse tecnologías de reutilización.
La falta de especialistas podría retrasar su aprovechamiento pleno ya que se requiere un equipo altamente capacitado en cómputo de alto rendimiento (HPC), además que el acelerado avance tecnológico, “Coatlicue” podría quedar rezagada frente a nuevas máquinas en pocos años.
Hasta ahora, el gobierno de México no ha anunciado públicamente la ubicación exacta donde se instalará la supercomputadora, aunque la Ciudad de México difícilmente sería la mejor opción debido a los problemas de abastecimiento hídrico y un sistema eléctrico con alta demanda.
