Maullidos Urbanos
Prohibición de los vapeadores
Para “garantizar el derecho de protección a la salud de las personas, quedará prohibida la producción, distribución, comercialización y enajenación de cigarrillos electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos electrónicos análogos que señale la ley”. Por ello, la Cámara de Diputados aprobó que esa prohibición quedara como norma establecida en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es decir el máximo marco legal en el país.
Esta prohibición fue impulsada desde que Andrés Manuel López Obrador era presidente. Más exactamente en 2022 firmó un decreto para prohibir la venta de vapeadores o cigarrillos electrónicos, pero a través de varios amparos los ciudadanos podían acceder a la compra de estos productos. Por ello, en febrero pasado incluyó la prohibición en su lista de 20 reformas constitucionales, las cuales ya han sido aprobadas en su mayoría.
Esta medida alentada por quién constantemente reiteraba la frase de “prohibido prohibir”, ahora queda al nivel de los derechos como el de la igualdad y no discriminación, a la libertad de expresión y acceso a la información, a la libertad de asociación y reunión, al voto, a un juicio justo, a la propiedad. a la educación, a la salud, al trabajo y a la privacidad, es decir todas son medidas que alientan el beneficio de las personas.
Es decir, ninguna es restrictiva como sucede con los vapeadores, equipos desarrollados presuntamente para que las personas dejaran la adicción a la nicotina por fumar ya fuera cigarros o puros, pero estos equipos también provocan daños a la salud como afecciones pulmonares, problemas cardiovasculares y repercusiones negativas en el desarrollo cerebral,
Muchos de ellos además de contener nicotina –lo cual dificulta superar su adicción–, incluyen sustancias químicas nocivas como plomo, níquel, formaldehído y otros aditivos que resultan tóxicos al inhalarse. Es decir, los vapeadores no resultan ser recomendables.
Con esa prohibición se alentará será su mercado negro, ya que quienes gustan de ellos los buscarán a como dé lugar. Si se quisiera terminar con la adicción a la nicotina se deberían eliminar los cigarros. De la misma forma, para acabar con el alcoholismo no se deberían vender las llamadas bebidas espirituosas, pero históricamente esa no ha sido una solución correcta.
La realidad es que la idea impulsada por López Obrador es otra ocurrencia avalada por los legisladores morenistas, pero sin reflexionar las consecuencias económicas y sociales, cuyas consecuencias se verán en el corto plazo y, sería mejor alentar campañas de salud en contra los cigarros y vapeadores. Lamentablemente eso será difícil por no decir imposible.