Maullidos Urbanos


Adán Augusto, piedra en el zapato presidencial
El tema político de la semana pasada fue el silencio de Adán Augusto López, líder de los senadores de Morena, ante la orden de captura de Hernán Bermúdez Requena, quien fuera su secretario de Seguridad y Protección Ciudadana cuando fue gobernador de Tabasco, y además es acusado de encabezar el cártel criminal llamado “La Barredora”.
Lo grave es que el exmandatario tabasqueño fue ampliamente respaldado y defendido por Andrés Manuel López Obrador quien, incluso, lo designó secretario de Gobernación y lo colocó como aspirante a la candidatura presidencial, la cual finalmente fue para Claudia Sheinbaum, aunque como consolación se le ubicó como el líder legislativo en la Cámara Alta.
Es decir, en lugar de ser investigado por su presunta complicidad con el ahora fugado exjefe de seguridad pública de Tabasco, se le ha premiado políticamente, incluso con su actual cargo se ha desatendido de las líneas marcadas por Sheinbaum Pardo, para mantener su agenda particular, con miras a lograr la candidatura presidencial de Morena en el 2030.
(Para conocer que sucedía con los aspirantes presidenciales perdedores con el PRI, es recomendable la lectura de la columna “Duda razonable” de Carlos Puig, publicada en Milenio el pasado martes 15 de julio –en el sitio https://www.milenio.com/opinion/carlos-puig/duda-razonable/la-herencia–, y ver cómo con López Obrador se modificó ese esquema.)
Antes, a quienes se quedaban en el camino, se les podría dar un cierto reconocimiento, y un posible cargo, bajo la condición de mantener la lealtad al candidato ganador y finalmente presidente en turno y, en dado caso, presentar su renuncia cuando se consideraba pertinente.
Ahora, López Obrador se comprometió de antemano con todos los designados como “corcholatas” a mantenerlos ya fuera en el gabinete o en algún puesto político relevante –y cumplió–, pero aparentemente bajo la condición de no ser relevado de esos cargos, lo cual le ha complicado a la presidenta el ejercer libremente el poder presidencial.
Y es que tanto por el comportamiento personal y político de Adán Augusto, en otras épocas ya se le habría “recomendado” retirarse de su cargo, pero sucede que a pesar de todos los escándalos y señalamientos sigue firme.
Con esta situación, a la cual se suma el nombramiento de Hugo López-Gatell ante la Organización Mundial de la Salud, lo que se demuestra es que Sheinbaum prefiere mantenerse leal al expresidente y resistir tanto críticas como los problemas existentes, que cambiar a quienes no le resultan útiles para el adecuado desempeño de sus funciones.