Multitud en Roma y el mundo despiden al Papa Francisco

Multitud en Roma y el mundo despiden al Papa Francisco

CIUDAD DEL VATICANO, 26 abr (Reuters) Presidentes, miembros de la realeza y simples dolientes se despidieron del Papa Francisco en una solemne ceremonia fúnebre, donde un cardenal pidió que se mantenga vivo el legado del pontífice de cuidado de los inmigrantes, los oprimidos y el medio ambiente.

El presidente estadounidense, Donald Trump, que se había enfrentado al Papa por esos temas, se sentó con las filas de dignatarios extranjeros a un lado del ataúd de Francisco en la enorme Plaza de San Pedro.

Del otro lado se sentaron los cardenales que elegirán al sucesor de Francisco en un cónclave el próximo mes, decidiendo si el nuevo Papa debe continuar con el impulso del difunto pontífice por una Iglesia más abierta o ceder ante los conservadores que quieren volver a un papado más tradicional.

Se escucharon aplausos cuando el ataúd de Francisco, con una gran cruz incrustada, fue sacado de la basílica y llevado a la plaza soleada por 14 portadores con guantes blancos al inicio de la misa.

El Vaticano estimó que más de 250.000 personas asistieron a la ceremonia, abarrotando la plaza y las calles circundantes.

La multitud aplaudió fuerte nuevamente al final del servicio cuando los acomodadores levantaron el ataúd y lo inclinaron ligeramente para que más personas pudieran verlo.

El entierro se realizó en privado.

El papamóvil salió del Vaticano por la Puerta del Perugino, una entrada lateral a pocos metros de la casa de huéspedes de Santa Marta, donde Francisco había elegido vivir, en lugar de los ornamentados apartamentos renacentistas del palacio papal.

Multitudes estimadas por la policía en unas 150.000 personas se congregaron a lo largo de los 5,5 km (3,4 millas) de la ruta hacia Santa María la Mayor. La escena recordaba a muchos de los viajes en papamóvil que Francisco realizó en sus 47 viajes por todo el mundo.

Algunos entre la multitud ondeaban pancartas y otros lanzaban flores hacia el féretro. Gritaban «viva el papa» y «ciao, Francesco» mientras la procesión recorría los antiguos monumentos de Roma, incluido el Coliseo.

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